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Cómo conseguir un pastor mejor


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Cómo conseguir un pastor mejor

Un día, un ministro sorprendió a su congregación al dar un sermón de sólo diez minutos, en vez de los treinta que solían durar sus mensajes. Al concluir, el pastor dijo a la congregación: “Siento mucho tener que decirles que mi perrita, que parece ser amante al papel, se ha comido lo que quedaba del sermón. Oremos”. Al finalizar el culto, un visitante se acercó al pastor y le dijo: “Hermano, por favor, avíseme si su perrita tiene cría. Quisiera comprar uno de los cachorritos para regalárselo a mi pastor”.

Como ustedes ya habrán notado, nuestro tema para hoy es cómo conseguir un pastor mejor. El visitante en nuestra historia quería mejorar a su pastor consiguiéndole una mascota que le ayudaría a recortar sus sermones. Como ustedes saben, yo ya tengo una perrita, aunque no permito que se acerque a mis sermones. Así que, por favor no se les ocurra regalarme un perro.

Más allá del regalo de una mascota, ¿cuál será el secreto para la mejoría de un pastor? ¿Será que simplemente hay que cambiar el que ya se tiene por un modelo más nuevo? ¿O será que hay cosas que se pueden hacer para mejorar al pastor que ya se tiene?

Está mañana les voy a compartir el secreto para mejorar a su pastor en un 50, un 100, ¡hasta quizás un 150%! Y lo mejor es que no cuesta nada de dinero. No es necesario tomar un curso especial o contratar a algún especialista.

Vamos a encontrar este secreto en dos pasajes bíblicos. Empecemos en

Lectura: Colosenses 4:2-4

4:2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
4:3 orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso,
4:4 para que lo manifieste como debo hablar.

Si aún no lo adivinan, el secreto para conseguir un pastor mejor es la intercesión. La semana pasada hablamos del poder de la intercesión por las almas perdidas; esta semana hablamos del poder de la intercesión por el pastor.

En cierta ocasión, le preguntaron a un pastor famoso cuál era el secreto de su éxito como predicador. Sin pensarlo, respondió: Mi pueblo ora por mí. Encontramos que el apóstol Pablo reconoce también la importancia de la intercesión para el éxito de su ministerio.

Pablo era un líder algo independiente. Cuando fue necesario, él se opuso hasta al apóstol Pedro. En Gálatas 2 se esfuerza en mostrar que él no recibió su evangelio de ningún hombre, sino como revelación directa de Jesucristo.

Sin embargo, este mismo líder tan independiente reconocía la importancia del apoyo espiritual que ofrece la oración, y en muchas de sus cartas pidió esta oración por su ministerio. Las cosas que Pablo pide por su propio ministerio nos sirven de guía a nosotros en saber cuáles peticiones presentar a favor de nuestros líderes.

En primer lugar, la Biblia nos dice:

Ora para que Dios dé a tu líder el mensaje que El desea

Cuando Pablo escribió las palabras que acabamos de leer se encontraba en la cárcel, probablemente durante su primer encarcelamiento romano. Quizás pensaríamos que un predicador encarcelado hubiera perdido su oportunidad para ministrar, pero Pablo no lo vio de esa manera. Al contrario; él consideraba que se le había abierto una puerta para testificar a personas que nunca habría conocido de otro modo. Estando preso, tenía la oportunidad de testificar a sus guardianes, a los carceleros, y a muchos otros oficiales que de ningún modo se habrían presentado en la sinagoga para oír la predicación de Pablo.

Pablo, entonces, pedía a los colosenses que oraran para que su proclamación fuera eficaz. El sabía que sin el poder espiritual que sólo viene mediante la oración, sus palabras no tendrían poder.

Aunque Pablo era un hombre muy estudiado, con gran conocimiento de la Palabra de Dios, de la cultura actual, y de la religión judía, él quería presentar un mensaje que fuera el mensaje de Dios, y no simplemente un mensaje creado por sus propias habilidades.

Alguien lo dijo muy bien: Cuando dependemos de la organización, el resultado es organizado. Cuando dependemos de la educación, el resultado es educado. Cuando dependemos de la elocuencia, el resultado es elocuente. Cuando dependemos de la oración, el resultado es divino.

Se cuenta de un grupo de jóvenes que fue a visitar la iglesia de un famoso predicador de antaño. Mientras esperaban afuera para ingresar al edificio, un señor se les acercó y les preguntó si deseaban ver la planta de calefacción del templo. Su oferta les pareció algo extraña, sobre todo como era de verano, pero para no ofenderlo, le aceptaron la propuesta.

Llevándolos al sótano del edificio, abrió la puerta de un cuarto para mostrarles un gran grupo de personas en oración. “Ésta es la planta de calefacción espiritual del templo”, dijo a sus acompañantes. Luego se presentó. Resulta que era el predicador mismo.

¿Dónde está la planta de calefacción de tu iglesia? ¿Quieres oír unos mensajes poderosos, transformadores, inspirados? ¿Quieres que tu pastor sea ungido con el poder de Dios para proclamar su mensaje con poder? Empieza a orar. Ora para que Dios dé a tu líder el mensaje que él desea. Y luego,

Ora para que Dios prepare a los oidores del mensaje

Para ver este punto, leamos 2 Tesalonicenses 3:1: “Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros”. Pablo no sólo pidió que el mensaje fuera ungido con poder, sino que también fueran preparados los oidores para que le dieran el honor que se merece.

Él pide que el mensaje se siga difundiendo y honrando. La mejor semilla no llevará fruto si el terreno no ha sido preparado, y de igual modo, la proclamación de la Palabra de Dios no dará fruto si los oidores no han sido preparados mediante la oración.

Aquí se habla de recibir el mensaje del Señor con honor. La petición es que el mensaje sea honrado. Esta palabra en griego también significa “glorificar”. Es una palabra muy fuerte.

Nos llama la atención porque Pablo no simplemente pide que el mensaje sea recibido o creído, sino que sea honrado. Si nos queremos imaginar la diferencia entre estas dos cosas, pensemos en una visita a nuestra casa.

Podríamos abrirle la puerta, decirle que pase, ponerle un asiento por ahí, y luego seguir con el quehacer diario; o podríamos ofrecerle el asiento más cómodo, poner a hervir el café, y dedicarle nuestra completa atención. El primero es recibir; el segundo es honrar.

De igual modo, podemos recibir la Palabra de Dios, creyendo que es cierta, dándole cierto espacio en nuestra vida; o podemos honrar la Palabra de Dios, enfocando nuestra atención en ella y sacrificándonos por ponerla en práctica.

Dios nos está llamando a orar para que el mensaje no solamente sea recibido, sino que reciba el honor que se merece. Oremos, no sólo para que Dios ilumine al predicador, sino también que prepare los corazones de sus oyentes para recibirlo.

Déjame preguntarte: ¿Oraste antes de venir aquí en esta mañana, pidiéndole a Dios que te preparara para recibir su mensaje? ¿Oraste por las demás personas presentes? ¿Oraste por los incrédulos que están aquí? Si no lo hiciste, toma cinco minutos el próximo domingo para empezar a hacerlo. Hazte parte del sistema de calefacción.

Y finalmente,

Ora para que Dios libere a tu líder de los opositores

Sigamos leyendo en 2 Tesalonicenses 3:2 “y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe”. Pablo también pide ser librado de quienes se oponen a su ministerio en el Señor. Como él observa, no todos tienen fe; algunos de los que profesan tenerla no la tienen; y nunca faltan personas que se oponen al ministerio del siervo de Dios.

En el caso de Pablo, eran judíos incrédulos los que se oponían a su predicación de las buenas nuevas de Jesucristo. Como él mismo lo había hecho antes, ellos pensaban defender la causa de Dios hostigando a quienes predicaban el evangelio.

Si lo deseas, puedes leer acerca de estas personas en Hechos 18:5-6 y Hechos 18:12-13

18:5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.
18:6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.

18:12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal,
18:13 diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley.

Lo central es que, cuando Pablo se encontraba con la oposición de quienes no habían dejado que el poder de Dios transformara sus vidas, él se valió de la protección que ofrecían las oraciones de quienes lo apoyaban.

Cada persona que busca servir a Dios encontrará oposición. José fue maltratado por sus hermanos; Elías fue perseguido por Jezabel. No debes dudar que tu pastor también enfrentará oposición de distintas partes. Habrá momentos en que lo deberás defender, pero sobre todo, ora por él. Ora para que Dios lo proteja y lo cuide. Ora para que los ataques del enemigo no tengan resultado.

El enemigo tiene sus secuaces que buscan la derrota de los siervos de Dios. Una historia verdadera: un líder cristiano viajaba por avión. Notó que un hombre sentado cerca de él repasaba unas tarjetitas mientras hablaba en voz muy baja. El hombre se veía profesional, con barba y pelo canoso, de edad media.

El creyente empezó a hablar con él. “Parece que estás memorizando algo”, le dijo. “No exactamente”, le respondió el hombre. “Estaba orando.” El cristiano se presentó. “Yo también creo en la oración”, le dijo. “Bueno, yo tengo una tarea específica”, le dijo el hombre de la barba. “¿Cuál es?” le preguntó el líder. “Estoy orando por la derrota de pastores cristianos.” En eso el hermano se dio cuenta de que éste no era uno de los nuestros. Le dijo, “Yo entro en esa categoría. ¿Estoy en su lista?” “No en la mía”, le dijo el hombre.

El enemigo tiene seguidores que buscan activamente la caída de los siervos de Dios. Y tú: ¿estás apoyando a tu pastor en oración?

Si buscas conseguir un pastor mejor, no hay mejor modo que orar por el que tienes. Pide para que Dios le dé su mensaje, para que él prepare a los oidores, y para que lo libere de los opositores. La oración es la cosa más importante que puedes contribuir al crecimiento de tu iglesia.

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